Monterrey, México(05 enero 2022).- En el Museo de Viena, el arte de la era nazi alberga dos pequeñas salas, algunas aún en cajas de almacenamiento. Hay, por ejemplo, una pintura de la Ópera de Viena con banderas nazis y un tapiz con la esvástica, símbolo del Tercer Reich.
Las piezas son parte de una exposición «Vienna Falls in Line. The Politics of Art under National Socialism», que tiene como objetivo arrojar luz sobre la política del arte bajo el mando de Adolf Hitler.
Se trata de una de las últimas formas en que Viena está tratando de abordar su complicado pasado en la Segunda Guerra Mundial.
Austria, el lugar de nacimiento del líder genocida, se presentó durante mucho tiempo como una víctima tras haber sido anexada por la Alemania nazi. Sólo en las últimas tres décadas el país ha comenzado a examinar seriamente su papel en el Holocausto.
Las curadoras de la muestra, Sabine Plakolm-Forsthuber e Ingrid Holzschuh, esperan que su investigación ayude en ese proceso, pero han tenido cuidado de no dar a las piezas de arte demasiado brillo.
En lugar de exhibirse en los amplios del museo, las obras se empaquetan en sólo dos salas, como en un almacén.
«Esto no puede ser como otras exposiciones en el sentido clásico… tuvo que romperse ese esquema», dijo la curadora Holzschuh.
La muestra surgió tras cuatro años de investigación por parte de las curadoras, quienes revisaron los archivos de membresía de 3 mil artistas que pertenecían oficialmente a la asociación artística del Tercer Reich después de la anexión nazi.
«Los aspirantes a miembros debían cumplir con los criterios artísticos, políticos y raciales del régimen nazi», dice el programa de la exposición.
«Se prohibió a los disidentes políticos y los artistas judíos».
Bajo el régimen, los artistas vieneses que no cumplieron con las nuevas reglas fueron obligados a huir o asesinados en campos de concentración.
«El régimen nazi aseguró el control del mundo del arte y lo dirigió de acuerdo con su visión ideológica y racista».
Junto con detalles biográficos de los artistas simpatizantes de los nazis o «anexados», la expo muestra sus pinturas, esculturas, textiles y cerámica. La mayoría de estas piezas se mantuvieron almacenadas durante décadas en Viena.